"Resultados" Cumbre de Bonn
Tras los decepcionantes resultados de la pasada Cumbre de París en 2016, en la que se abordaba el Protocolo que debía sustituir al agotado Kioto y sentar las bases para luchar contra el cambio climático, el pasado mes de noviembre (05.11.17 - 17.11.17) se llevó a cabo la 23º cumbre del clima.
Estas cumbres son conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, cuyo objetivo es actuar ante los retos medioambientales actuales y comprometerse a tomar las medidas necesarias para resolverlos. En esta ocasión la cumbre estuvo presidida por uno de los países más vulnerables ante este aterrador fenómeno, Fiyi. Sin embargo, tuvo lugar en Bonn (Alemania) debido a la falta de recursos materiales del país isleño para acoger a los más de 2000 participantes en las negociaciones.
En los últimos años, hemos visto ante nuestras narices el incremento en la frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos (inundaciones, incendios, tormentas extremas, sequías, etc.) y el aumento en los niveles de CO2, alcanzando los más altos nunca registrados anteriormente. Por ello, en esta cumbre se esperaba conseguir un mayor acuerdo con respeto a la posición que deben tomar todos los países, y en especial, los más ricos.
En París ya no se había discutido acerca de como evitar el cambio climático; ya no hay tan altas expectativas; tan sólo se negoció un compromiso para tratar de dejarlo en menos de 2ºC, límite que los científicos consideran un “punto sin retorno”. Allí se cerró en falso la cumbre con un acuerdo no vinculante, en el que cada país se comprometía a tomar las medidas que le parecían abordables, sin vigilancia sobre el cumplimiento de las mismas y, lo que es todavía peor, con el consenso científico de que los compromisos presentados por los países estaban muy por debajo de los necesarios para cumplir el objetivo que se deseaba. ¿Sería diferente esta vez en Bonn?, ¿se movilizarían los recursos económicos y tecnológicos necesarios para detener el cambio y paliar sus efectos?
Nada nuevo. En Bonn, Merkel y Macron, como cabezas visibles de la Unión Europea, recordaron la responsabilidad que recae sobre los países más ricos, desarrollados y contaminadores. Por otra parte, Donald Trump ha aprovechado esta cumbre para anunciar la salida de los Estados Unidos del protocolo de París, abandonando así la lucha contra el cambio climático uno de los países que emite más cantidad de CO2. Asimismo, España, un país muy “sensibilizado” con el medio ambiente en palabras, que no hechos, de sus gobernantes, ha decidido dar la espalda al desarrollo de energías renovables quedando fuera de la "Alianza global para eliminar el carbón". Esta alianza es respaldada por 20 de los países y regiones del globo más desarrolladas.
¿Qué se ha acordado entonces? Pues finalmente, esta cumbre ha concluido con la necesidad solicitar a los gobiernos implicados la revisión de sus medidas para tratar de no alcanzar el tope de 2ºC, con la recomendación de mantener este compromiso a lo largo del año y no únicamente en los encuentros anuales, y la continuación con la reclamación de la participación a gobiernos e instituciones en favor del desarrollo sostenible. ¡Una nueva decepción…. y cada vez queda menos tiempo según la ciencia!
En resumen, una vez más se truncaron las esperanzas de conseguir grandes acuerdos entre la mayor parte de los países que han participado en la cumbre. No obstante, es cierto que se han activado algunas medidas para frenar el cambio climático pero no son suficientes. Para mitigar las consecuencias de este fenómeno, se requiere del compromiso y la participación de toda la población.